En la teoría neoclásica se afirma que el monopolio es ineficiente en comparación con la competencia perfecta, pero no por que se utilicen en forma menos racional los recursos, sino por que el monopolista tiene la capacidad de imponer un mayor precio que el que sería el caso si existiera competencia perfecta.
Se asume que el monopolio tiene la misma estructura de costos que la industria de competencia perfecta, pero no hay razón para suponer tal cosa; antes bien al contrario, cabe esperar que los costos del monopolio sean menores, debido a la existencia de economías de escala y economías de alcance. La competencia tiene la desventaja de una duplicación redundante de esfuerzos, además de las desventajas de la descoordinación: es de esperar que un sistema económico coordinado sea más eficiente que un sistema descoordinado.
La teoría económica convencional comete la falacia de composición: se cree que la eficiencia de cada firma produce eficiencia económica a nivel agregado. Pero tal no tiene por que ser el caso. Consideremos el ejemplo de un sistema vehicular: cada automóvil puede ser muy eficiente individualmente considerado, pero en la eficiencia a nivel agregado también influyen variables como el número de vehículos y las condiciones de las vías. Para determinar la eficiencia es necesario analizar el sistema como un todo, y para ofrecer soluciones óptimas es necesario aplicar una planificación centralizada.
El problema de incentivos
Se puede admitir que el monopolio tenga la ventaja de una mayor eficiencia y racionalidad económica, sin embargo, está el problema de que tienen la capacidad de imponer un mayor precio de mercado, y esto debido a que se asume que cada firma tiene el objetivo de maximizar sus ganancias.
Pero si asumimos que las estructuras de costos son iguales, el precio de una industria competitiva es igual al precio de un monopolio, una vez que descartamos el error matemático de suponer que la sumatoria de curvas de demandas horizontales produce una curva de demanda agregada inclinada.1
Aun descartando ese error teórico, es claro que en la práctica las firmas con un mayor poder de mercado pueden cobrar un mayor precio - descontando el efecto de una menor estructura de costos.
Pero el problema del mayor precio de un monopolio puede remediarse por medio de una gestión democrática que responda a los intereses de la comunidad, en vez de los intereses de una firma maximizadora de ganancias. Esto provee de una justificación para la creación de empresas públicas.
A tal justificación se responde argumentando que los funcionarios públicos no tienen los incentivos para hacer funcionar con eficiencia estas empresas, ya que no comparten de las ganancias, sino que se les paga un sueldo.
Cabe considerar que el manejo estatal no tiene por que corresponder al manejo comunitario. El Estado no siempre actúa en favor de los intereses sociales, y es frecuentemente secuestrado por grupos que defienden intereses particulares.
El asunto de favorecer o no un monopolio estatal, o una industria regulada por el Estado, debe decidirse por medio de consideraciones pragmáticas, ya que la teoría económica no es concluyente en este tema.
El problema de la información
Fuera de la teoría económica convencional, la crítica austríaca de la planificación centralizada nos sugiere que los monopolios tienen problemas para manejar la información que no tiene un sistema más competitivo, especialmente la información dispersa y específica que no puede ser codificada y transmitida fácilmente: la información específica y no-científica que está en posesión de individuos particulares.
Pero este es un problema del que puede acusarse a un sistema competitivo: en un sistema competitivo hay información que se pierde y que el sistema de precios no puede transmitir, también está el problema de la descoordinación y de la duplicación de esfuerzos.
El problema de la mayor necesidad de procesamiento de la información se soluciona distribuyendo la carga del procesamiento de esa información y de la toma de decisiones. Se organiza la firma en diferentes unidades y niveles de organización, ya sea por funciones o localización geográfica. Los niveles superiores de administración no tienen por que conocer el proceso de producción en todos sus detalles, basta que se tomen decisiones de tipo general y dejar que los niveles inferiores se encarguen de implementar los detalles.
Aun así, problemas de manejo de información pueden darse cuando hay un conflicto de intereses entre personas y grupos de la firma, lo que promovería un ocultamiento sistemático de la información. Pero este problema solo surge debido a la existencia de una estructura jerárquica, con una estructura democrática que logre conciliar los diferentes intereses este problema desaparece.
Aun con problemas de conflictos de intereses, el monopolio puede ser más eficiente que una industria competitiva, en razón de sus menores costos, por lo que puede permitirse un mayor nivel de mala gestión.
Cabe preguntarse por los costos de mantener una estructura democrática. Si hay intereses contrapuestos de difícil conciliación será difícil mantener la democracia. Si no hay intereses encontrados y todos trabajan en forma cooperativa, aun así será necesario enfrentarse a los costos que resultan de sostener decisiones conjuntas, pero estos costos se verán compensados por los beneficios que da la unión y la cooperación.
Corolario
La existencia de las ventajas de costos en los monopolios explica la existencia de la concentración del capital financiero que se observa en la actualidad, con sus poderosas transnacionales. El ideal de un mercado de competencia atomística es sepultado por la acción del mismo mercado. Como decía Proudhon: "la competencia mata a la competencia".2
Aplicación al socialismo
El socialismo de libre acceso disolvería los grupos económicos con intereses contrapuestos, maximizando la cooperación y la eficiencia. Ya no tendría sentido hablar de monopolios, ya que la producción se haría con fines de uso directo, y no para el intercambio.
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[1] Ver post El Mito del Monopolio Ineficiente.
[2] Citado en el Anarchist FAQ
Se asume que el monopolio tiene la misma estructura de costos que la industria de competencia perfecta, pero no hay razón para suponer tal cosa; antes bien al contrario, cabe esperar que los costos del monopolio sean menores, debido a la existencia de economías de escala y economías de alcance. La competencia tiene la desventaja de una duplicación redundante de esfuerzos, además de las desventajas de la descoordinación: es de esperar que un sistema económico coordinado sea más eficiente que un sistema descoordinado.
La teoría económica convencional comete la falacia de composición: se cree que la eficiencia de cada firma produce eficiencia económica a nivel agregado. Pero tal no tiene por que ser el caso. Consideremos el ejemplo de un sistema vehicular: cada automóvil puede ser muy eficiente individualmente considerado, pero en la eficiencia a nivel agregado también influyen variables como el número de vehículos y las condiciones de las vías. Para determinar la eficiencia es necesario analizar el sistema como un todo, y para ofrecer soluciones óptimas es necesario aplicar una planificación centralizada.
El problema de incentivos
Se puede admitir que el monopolio tenga la ventaja de una mayor eficiencia y racionalidad económica, sin embargo, está el problema de que tienen la capacidad de imponer un mayor precio de mercado, y esto debido a que se asume que cada firma tiene el objetivo de maximizar sus ganancias.
Pero si asumimos que las estructuras de costos son iguales, el precio de una industria competitiva es igual al precio de un monopolio, una vez que descartamos el error matemático de suponer que la sumatoria de curvas de demandas horizontales produce una curva de demanda agregada inclinada.1
Aun descartando ese error teórico, es claro que en la práctica las firmas con un mayor poder de mercado pueden cobrar un mayor precio - descontando el efecto de una menor estructura de costos.
Pero el problema del mayor precio de un monopolio puede remediarse por medio de una gestión democrática que responda a los intereses de la comunidad, en vez de los intereses de una firma maximizadora de ganancias. Esto provee de una justificación para la creación de empresas públicas.
A tal justificación se responde argumentando que los funcionarios públicos no tienen los incentivos para hacer funcionar con eficiencia estas empresas, ya que no comparten de las ganancias, sino que se les paga un sueldo.
Cabe considerar que el manejo estatal no tiene por que corresponder al manejo comunitario. El Estado no siempre actúa en favor de los intereses sociales, y es frecuentemente secuestrado por grupos que defienden intereses particulares.
El asunto de favorecer o no un monopolio estatal, o una industria regulada por el Estado, debe decidirse por medio de consideraciones pragmáticas, ya que la teoría económica no es concluyente en este tema.
El problema de la información
Fuera de la teoría económica convencional, la crítica austríaca de la planificación centralizada nos sugiere que los monopolios tienen problemas para manejar la información que no tiene un sistema más competitivo, especialmente la información dispersa y específica que no puede ser codificada y transmitida fácilmente: la información específica y no-científica que está en posesión de individuos particulares.
Pero este es un problema del que puede acusarse a un sistema competitivo: en un sistema competitivo hay información que se pierde y que el sistema de precios no puede transmitir, también está el problema de la descoordinación y de la duplicación de esfuerzos.
El problema de la mayor necesidad de procesamiento de la información se soluciona distribuyendo la carga del procesamiento de esa información y de la toma de decisiones. Se organiza la firma en diferentes unidades y niveles de organización, ya sea por funciones o localización geográfica. Los niveles superiores de administración no tienen por que conocer el proceso de producción en todos sus detalles, basta que se tomen decisiones de tipo general y dejar que los niveles inferiores se encarguen de implementar los detalles.
Aun así, problemas de manejo de información pueden darse cuando hay un conflicto de intereses entre personas y grupos de la firma, lo que promovería un ocultamiento sistemático de la información. Pero este problema solo surge debido a la existencia de una estructura jerárquica, con una estructura democrática que logre conciliar los diferentes intereses este problema desaparece.
Aun con problemas de conflictos de intereses, el monopolio puede ser más eficiente que una industria competitiva, en razón de sus menores costos, por lo que puede permitirse un mayor nivel de mala gestión.
Cabe preguntarse por los costos de mantener una estructura democrática. Si hay intereses contrapuestos de difícil conciliación será difícil mantener la democracia. Si no hay intereses encontrados y todos trabajan en forma cooperativa, aun así será necesario enfrentarse a los costos que resultan de sostener decisiones conjuntas, pero estos costos se verán compensados por los beneficios que da la unión y la cooperación.
Corolario
La existencia de las ventajas de costos en los monopolios explica la existencia de la concentración del capital financiero que se observa en la actualidad, con sus poderosas transnacionales. El ideal de un mercado de competencia atomística es sepultado por la acción del mismo mercado. Como decía Proudhon: "la competencia mata a la competencia".2
Aplicación al socialismo
El socialismo de libre acceso disolvería los grupos económicos con intereses contrapuestos, maximizando la cooperación y la eficiencia. Ya no tendría sentido hablar de monopolios, ya que la producción se haría con fines de uso directo, y no para el intercambio.
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[1] Ver post El Mito del Monopolio Ineficiente.
[2] Citado en el Anarchist FAQ
Comentarios
Soy extremadamente escéptico en descansar sobre supuestos acerca de una posible transformación de la "naturaleza humana".
O sea, insisto con el problema de los incentivos.
El segundo problema - el de la información y ordenación de preferencias - no me termina de convencer la posibilidad de que se resuelva mediante una "democracia deliberativa".
La teoría deliberativa de la democracia es una teoría muy muy exigente.
Y me parece que, antes que nada, habría que contestar la crítica de Arrow - lo cual lleva al escepticismo acerca de que la democracia sea posible!-.
Saludos!
La Rana René
Miré el artículo de Cowen. Se nota que el cree que si se ignora el problema de incentivos la competencia produce mayor eficiencia económica. Me parece que está claramente equivocado. Un monopolio no va a actuar en forma más irracional que una industria competitiva, si partimos de los supuestos de la teoría convencional.
Cowen sigue con la fijación de pensar que el socialismo es una sociedad autoritaria. No es así. Lo que se propone es todo lo contrario. Una sociedad más democrática que la del capitalismo existente.
El problema no es el tamaño de las unidades económicas, sino el tipo de estructura: autoritaria o democrática, como lo plantié en este post. Este es un tema que Cowen pasa por alto.
El asunto de los incentivos ya se tocó en el post de Adam Buick. No se propone en ningún momento cambiar la naturaleza humana. Lo que se afirma es que el comportamiento humano es diferente según van cambiando las condiciones sociales. Esto parece bastante obvio.
Y decir que "el comportamiento humano es diferente según van cambiando las condiciones sociales" no resuelve los problemas de incentivos.
Hay que explicar cuál es el mecanismo que induciría a trabajar/producir.
Hasta donde sé, ningún método de agregación de preferencias logra resolver completamente el problema planteado por Arrow.
Mirá, por ejemplo, Liberalism against Populism, de William Riker.
Saludos!
La Rana René
Aunque reducen los costos de producción -hasta cierto punto, en que no sirve de nada centralizar más la producción-, también aumentan los costos de distribución, lo que sucede es que tales costos actualmente están "ocultos".
En ese punto veo más realista un punto intermedio entre el centralismo soviético y la descentralización total de Kropotkin, aunque sin un sistema de precios tengo muchas dudas de que el comunismo pueda solventar la disyuntiva del tamaño de las empresas, atendiendo a sus costos, beneficios, etc.
El mecanismo son los incentivos morales: la necesidad de realización en una actividad, el deseo de ser útil a la sociedad, la percepción de tener una deuda con la sociedad, la búsqueda de aprobación social, la presión moral a trabajar, etc. No veo que sea nada del otro mundo.
Te pregunto: Si la sociedad cubriera todas tus necesidades ¿no estarías dispuesto a trabajar en un trabajo socialmente útil? ¿Sería demasiado esperar que hicieras eso?
¿Eres extremademente escéptico de tu capacidad para trabajar sin un incentivo pecuniario directo?
Checa el libro de Mackie Democracy Defended que contesta las ideas de Riker. En cualquier caso, el sistema de mercado adolece de un problema similar, de manera que esa no es objeción suficiente contra la democracia.
Victor:
La teoría neoclásica asume que existe una curva de costos marginales crecientes en el largo plazo. Pero no hay tal evidencia de que exista en la realidad. En todo caso, una industria competitiva experimentaría costos crecientes a largo plazo más rápidamente.
En el asunto de la distribución también se dan economías de escala. Toma por ejemplo el caso de un circulo: si duplicas el radio de un círculo el área se multiplica por 4. Entiendo que hablas de que las corporaciones externalizan sus costos de transporte al Estado, con su financiamento de infraestructura. Pero suponiendo que no lo hicieran, aun así tendrían ventaja sobre las pequeñas empresas, ya que tienen mayor poder económico y acceso al financiamiento.
Los costos y beneficios se calculan en términos de producción en especie, horas trabajadas, energía, etc. La experimentación deberá ir indicando el grado de centralización óptimo.
http://www.mutualismo.org/?p=261
Un saludo!
Simplemente no estoy muy seguro que un sistema funcione así, y de ahí mi escepticismo en descansar en los incentivos morales (y, más ampliamente, en supuestos sobre la transformación de la "naturaleza humana").
Sí, conocía la existencia del libro de Gerrie Mackie -la verdad, no lo leí-.
"En cualquier caso, el sistema de mercado adolece de un problema similar, de manera que esa no es objeción suficiente contra la democracia."
No entiendo bien este punto.
Supongo que querrás decir que excepto en el especial supuesto de equilibrio general, el mercado no coincide con el óptimo paretiano, no?
(BTW, no objeto la "democracia").
No es que el mercado agregue preferencias individuales para formar una función de bienestar social...
Saludos!
La Rana René
pd: Supongo que ya conocerás los trabajos de Pat Devine y Fikret Adaman, no?