Victor L. de mutualismo.org ha comentado el artículo de Robin Cox sobre el cálculo económico, parte del cual he resumido y traducido.
Contra Cox, Victor L. argumenta que el cálculo económico sí es posible en el mercado, y que los elementos del cálculo económico en una economía sin precios, que plantea Cox, son insuficientes para resolver el problema del cálculo económico en tal sociedad.
Por mi parte, considero que tal crítica falla, y procederé a explicar por qué, punto por punto.
Victor, tú dices:
Para Cox, el mercado y el Estado trabajan en tándem, no existe verdaderamente el libre mercado. El capitalismo que él critica es el actual. No se dirige a los anarco-capitalistas o a los mutualistas. Y sin embargo, las teorías de estos últimos no descartan la existencia de la pobreza, lo más que pueden asegurar es que será disminuida, gracias a los efectos de "derrame" generados por el aumento en la productividad resultante de la liberación de los mercados.
Y sin embargo, a pesar de este reclamo, no puede negarse que Mises se concentró en atacar la planificación centralizada, sin enfocarse en los argumentos anarquistas.
En realidad, Mises no logró demostrar que el socialismo sin precios era "imposible". Se basaba más bien en una falacia "ad ignorantiam": "Cómo no se me ocurre como se podría realizar el cálculo económico en el socialismo, voy a suponer que es imposible". La carga de la prueba recae en los socialistas para mostrar que el cálculo económico es posible, una vez logrado esto el "argumento" miseano queda sin efecto.
Por "un sistema de justicia competitivo" entiendo que te refieres a cortes privadas, -no estatales- que redactan leyes al gusto de sus clientes, y que tú crees que serían imparciales, ya que las fuerzas de mercado les compelerían a ello.
Me parece fácil imaginar que se harían de la vista gorda con ciertos problemas de externalidades, especialmente aquellos en que los costos a las personas se encuentran sumamente dispersos, como ser la contaminación del aire por los automóviles. La contaminación de un sólo automóvil puede ser pequeña, pero si sumamos el efecto creado en con conjunto, puede ser grande, y son miles de personas a las que habría que resarcir, en una ciudad grande.
Sobre los problemas de externalidades, Cox comenta, en el mismo artículo, el tipo de soluciones que talvez tengas en mente (sólo que patrocinadas por el Estado):
Dices:
Reconoces que las preferencias de los individuos no se expresan plenamente en el mercado, ya que están limitadas por su poder adquisitivo, pero justificas que este está determinado por valoraciones mutuas.
¿Pero por que no distribuir el producto social de acuerdo a las necesidades de los individuos, en vez de una supuesta capacidad productiva personal?
Aquí sobresale la diferencia con una economía de libre acceso, en la que el trabajo se realiza voluntariamente, y cada quien trabaja para las necesidades sociales, sin esperar un beneficio inmediato de su acción. Sin embargo en el mercado hay un estira y encoge, cada parte busca obtener el mayor beneficio, a cambio de dar lo menos posible a cambio. Esto produce una escasez artificial determinada por el sistema.
El sistema de precios podrá tomar en cuenta las preferencias de los individuos, pero asigna un peso diferente a las preferencias, de acuerdo a la distribución del ingreso. En una "democracia de consumidores" en las que un dólar es igual a un voto, la demanda efectiva privilegia las preferencias de los que tienen mayores ingresos. Se promueve la competencia en vez de distribuir del acervo de riqueza social de acuerdo a las necesidades,
Igualas "capacidad de producción" con "poder económico" basado en el ejemplo simple del trueque que pones, el cual ignora variables relevantes, como el hecho de que el "argumento económico" trata sobre precios monetarios, según los cuales, se nos dice, es imposible el cálculo económico. Pero aquí los precios monetarios están ausentes, siendo el comunismo libertario igual de factible que una economía de mercado, solo que más cooperativo. En segundo lugar, nos presentas una economía de intercambio, siendo que en el mercado están incluidos los elementos de ingreso neto y ganancias. Y que, en este caso, logras mostrar como interactúan las preferencias subjetivas, sin precios monetarios.
La "valoración mutua" de la que hablas, solo queda clara en un ejemplo sencillo como este, ya que en una organización económica compleja, en la que las personas no se conocen entre sí, no se puede decir que los ingresos estén determinados por "valoraciones mutuas". Estos precios e ingresos están influidos por muchas variables, entre las que entran en cuenta hechos que no tienen que ver con la "capacidad productiva" de las personas, como sus conexiones personales, el encontrarse con ventajas monopólicas, la capacidad de negociación, herencias, o la simple suerte que se tenga.
Un aspecto relevante es la dificultad de determinar el aporte de cada persona a la producción, cuando se trabaja en equipo, de tal manera que no se puede atribuirle el ingreso obtenido a su "aporte marginal" a la producción.
Reconoces que el cálculo económico en el sistema de mercado no es exacto, y que puede llegar a tener un alto grado de incertidumbre. Pero los costos de mercado en términos monetarios son una fuente de incertidumbre y caos que no existirían en una economía de libre acceso, por lo que tu afirmación de que "los precios de mercado, junto con una moneda estable, son la única forma de minimizar los costos de tal incertidumbre" es más bien débil. Y si asumes que el dinero es una mercancía cuyo precio está sujeto a la oferta y la demanda, mayor incertidumbre todavía. Solo puedes afirmar que los precios monetarios reducen la incertidumbre si asumes que la alternativa de libre acceso no es factible, lo que no has logrado demostrar.
El comunismo libertario puede fácilmente cálcular la intensidad de la demanda, por medio del control de existencias. La tasa de rotación de existencias te dice cuan intensa es la demanda de un producto. Por ejemplo, un producto cuya tasa de rotación de existencias es de 100,000 unidades al mes tiene una demanda más intensa que uno cuya rotación sea de 50,000 unidades al mes.
Ahora sobre el tema de los incentivos, recuerda que este es un sistema solidario, que alienta el trabajo voluntario. Cada persona trabaja para las necesidades sociales, y la sociedad se encarga de satisfacer sus necesidades. No existe ese estira y encoge de intereses del mercado, por lo que la naturaleza solidaria del ser humano aflora con más facilidad.
Ante la afirmación de Cox de que no hay manera de determinar si los "costes reales" del mercado corresponden con los precios sin socavar al mismo tiempo el ACE, tú respondes:
Ya contesté a tu argumentación, y demostré que tu simple ejemplo ignora importantes variables que se dan en el mercado. Y sin embargo, concedo que un argumento téorico que demuestre que el mercado refleja los costos reales, sería adecuado. Pero me da la impresión que Cox habla aquí de "probar" en forma empírica.
Por otra parte, Cox afirma que el argumento del cálculo económico solo toma en cuenta los costos contables, basado en el ejemplo que se suele poner, de como habría que combinar los insumos, basados en la combinación de menor costo. Los costos sociales de oportunidad brillan por su ausencia en el cálculo empresarial.
Los costos del sistema bancario y financiero son necesarios en el mercado, pero inexistentes en una economía de libre acceso, y esto por definición. Recuerda que Cox argumenta que el mercado es de por sí ineficiente para asignar recursos, y por lo tanto también sujeto a la crítica del cálculo económico. Y concederás que es posible que el mercado asigne mal los recursos, y aun así sobreviva en el tiempo. Por lo tanto, aunque se argumente que el sistema de libre acceso tenga problemas de cálculo económico, no se puede negar que la eliminación del sistema bancario y financiero liberaría una gran cantidad de recursos. Esta es una ventaja importante del comunismo libertario. Hay quienes estiman que los recursos liberados serían de la mitad de los utilizados en la economía actual.
Y ahora, sobre las alternativas al cálculo de precios en una economía de libre acceso propuestas por Cox, dices:
En el sistema de libre acceso no existen mercancías, por que los bienes no se destinan al intercambio, sino al uso. Conviene mejor referirse a los insumos necesarios para crear un producto, estos insumos se miden en unidades físicas, no en unidades monetarias.
Después de enumerar los elementos que Cox propone para realizar el cálculo económico en una economía de libre acceso, dices:
Esta objeción que haces no es razonable, por que estás exigiendo que el problema de la asignación de recursos sea resuelta de la manera que lo hace el mercado. El verdadero problema del cálculo económico es justamente la asignación eficiente de recursos, no el problema que tú dices.
El criterio del factor limitante si te da un criterio para elegir entre diferentes combinaciones de insumos, tal como lo explica Cox, por lo que tu objeción no tiene base alguna.
Me sorprende esta afirmación, por que el sistema de control de existencias me parece muy simple de entender, ya que existe en el capitalismo actual, solo que paralelo al control de existencias existen los precios. Elimina los precios, y verás que el sistema funciona igual de bien. Solo tienes que ver cuantas unidades del producto se van quitando de los estantes. Conforme a esta cantidad de unidades retiradas, calculas la cantidad de insumos que necesitas para producir más unidades del producto, de manera que que haya un abastecimiento constante.
Ahora, si por "cálculo previo" te refieres al caso específico de un nuevo punto de distribución que empieza sus actividades y necesita hacer un "cálculo de la demanda", lo hace en forma similar en lo que lo haría una empresa capitalista con investigaciones de mercado. Antes de producir un bien, podríamos pedirle su opinión a los consumidores.
Por medio de las tecnologías de comunicación, que ya existen, sería posible conocer rápidamente la disponibilidad relativa de diferentes bienes sustitutos, por lo que escogeríamos el sustituto más abundante. Este sería un método de cálculo más exacto, ya que el precio de mercado normalmente tiene distorsiones que no te permiten comparar la escasez relativa de un bien, ni de calcular los costos sociales de oportunidad.
Esta afirmación tajante no tiene peso, es obvio que una jerarquía de prioridades sociales puede servir de guía para administrar los recursos en forma eficiente. Cox menciona el ejemplo obvio de priorizar las necesidades básicas de las personas, como alimentación, techo y saneamiento. No tiene sentido que digas que "no guarda ninguna relación con la que pueda poseer el individuo", ya que el problema de asignación de recursos tiene que ver con las necesidades de los individuos que no viven aislados, sino en sociedad, de manera que se maximice el bienestar social.
Luego pones un ejemplo que crees que muestra la incapacidad de cálculo económico de una economía de libre acceso.
Dices:
Entiendo que lo que te preocupa es el caso en que el insumo X es insuficiente para abastecer a las dos industrias, de lo contrario no habrá ningún problema de abastecimiento. Este caso puede tratarse obviamente incrementando la producción del insumo X. De no poder hacerlo, se puede intentar cambiar la mezcla técnica de los insumos o buscar sustitutos (aquí se aplica la ley del mínimo). Si no se logra esto, habrá que implementar un racionamiento. Se puede consultar a los consumidores y apelar a su buena voluntad para que determinen que bienes consideran más urgentes (la tasa de rotación de existencias puede darte una idea en este sentido) y pedirles que economicen los bienes escasos, o habrá que implementar un racionamiento obligatorio con base en criterios racionales.
De manera que tu afirmación de que el comunismo descentralizado no tiene manera de bregar con este tipo de problemas resulta cuanto menos exagerada. Sobre todo si tenemos en cuenta que en la vida real los mercados no se vacían, como sería de esperarse de acuerdo al modelo de la oferta y la demanda, por lo que los precios no reflejan las preferencias relativas, y aprovecho tu ejemplo para ilustrarlo.
Supongamos que los mercados de los bienes A y B, así como el insumo X están inicialmente en equilibrio. Luego, supongamos que se da un desequilibrio del mercado del bien A debido a un aumento de la demanda. Esto producirá un desequilibrio en el mercado del insumo X, lo que a su vez producirá un desequilibrio en el mercado del bien B. Con estos tres mercados en desequilibrio, no hay nada que me garantice que se alcanzará un equilibrio simultáneo, de manera que la demanda y la oferta nunca se igualarán, esto producirá una variación caótica de precios que hará imposible todo cálculo empresarial. Aumenta el número de bienes e insumos y el efecto caótico aumenta. Los precios podrían variar tanto, que el precio del sandwich que te comes en la cena puede resultar el doble del mismo que te comes en el desayuno. Y entre más rápido viaje la "información" transmitida por los precios, mayor es el efecto caótico.
Obviamente en la práctica los precios no varían tanto. Ello se debe a que los empresarios no calculan el precio basándose en el equilibrio de la oferta y la demanda, si no que se establece un precio que permita la marcha indefinida del negocio. Normalmente se establecen márgenes de ganancias sobre los costos de producción, de manera que permita al empresario un margen de maniobra, un colchón que amortigue las variaciones de la demanda. Este margen permite también el establecimiento de promociones para atraer y fidelizar a los clientes. De manera que, en la práctica, la respuesta de los precios a los cambios de mercado resulta lento en muchas situaciones.
Con una planificación más conciente, basada en las existencias de bienes físicos es posible vislumbrar una forma más racional de administrar la demanda, de manera que la mayor velocidad en la velocidad con que viaje la información, aumente la eficiencia, en vez de restringirla. Se podrían usar matrices de insumo-producto. Esto es ahora más factible con la moderna tecnología de cómputo y comunicación.
No sé a que viene acusar a Cox de suponer un entorno de una economía estática, cuando el control de existencias supone un efecto claramente dinámico. En lo que se refiere al capital, obviamente no existe el capital financiero en una economía de libre acceso, ello es una ventaja y no una desventaja, como habíamos visto previamente; aunque podría hablarse, si se quiere, de capital físico y humano. Los cálculos se realizan en términos de bienes físicos. En lo que respecta a la tierra, no veo problema, sobre todo si tenemos en cuenta que este es un factor muy malamente distribuido por el mercado. El trabajo igualmente, se planifica sobre las necesidades de producción. Tiene la ventaja la economía de libre acceso de que todos pueden trabajar. No como sucede actualmente que hay quienes trabajan muy duro, mientras que otras personas no tienen trabajo en absoluto. Una economía de libre acceso garantizaría un uso más racional del trabajo humano, aumentando el tiempo libre y la satisfacción al trabajar, opciones que el mercado no provee.
¿Y cómo se determina en el capitalismo? Se espera que hayan empresarios que detecten nuevas oportunidades de negocio. Pues en la economía de libre acceso tambien hay personas que pueden vislumbrar nuevas oportunidades, solo que no serían con fines de lucro, sino para satisfacer las necesidades humanas.
Se te olvida que en este tipo de sociedad el trabajo no se hace por lucro, como en el sistema de mercado, sino para satisfacer las necesidades sociales. No hay nada que ganar con el falseo de información.
Y parece ser que el criterio que utilizas para concluir eso es que sistema de libre acceso no cumple los estándares de una economía de mercado. Queda sin probar el aserto de que una sociedad de comunismo libertario es teóricamente imposible.
En conclusión, los ingresos no están determinados únicamente por la capacidad personal del individuo para producir, y es difícil determinar el aporte de cada persona a la producción, por lo que los salarios no pueden explicarse en términos de estos últimos. Luego, no es cierto que los ingresos reflejen las "valuaciones mutuas" entre productores. Esto implica que el sistema de precios no refleja las preferencias subjetivas de las personas. Los mercados no se vacían; si los precios se determinaran por la oferta y la demanda, de acuerdo con los modelos téoricos, estos variarían en forma caótica, imposibilitando el cálculo empresarial. El mercado, entonces, no logra armonizar las preferencias individuales para maximizar el bienestar social, lo que implica que el mercado tiene problemas de cálculo económico.
Es sobre este deficiente sistema económico sobre los que Victor L. toma los parámetros para pronunciar su opinión de que el cálculo económico es imposible en el comunismo libertario. Sin embargo, los criterios de decisiones económicas aportados por Cox son válidos, aunque no se ajusten a la manera de hacer las cosas en una economía de mercado.
Aun suponiendo que los argumentos de Cox y los míos fallaran, siempre existe la posibilidad de idear otros métodos de cálculo económico. De manera que la afirmación de que el socialismo es imposible queda solo como una apelación a la ignorancia.
Y aunque fuera cierto que el comunismo libertario tiene problemas de cálculo económico, no por ello significaría que es un modelo inviable de sociedad, como no lo es el capitalismo actual, con su pésima gestión de recursos.
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Contra Cox, Victor L. argumenta que el cálculo económico sí es posible en el mercado, y que los elementos del cálculo económico en una economía sin precios, que plantea Cox, son insuficientes para resolver el problema del cálculo económico en tal sociedad.
Por mi parte, considero que tal crítica falla, y procederé a explicar por qué, punto por punto.
Victor, tú dices:
Antes de comentarlo me gustaría puntualizar que el autor comete los mismos errores de generalización con respecto al mercado que los que achaca a Mises y Hayek en relación al socialismo. Por ejemplo, Robin Cox achaca al mercado, y no al Estado, las causas de la pobreza.
Para Cox, el mercado y el Estado trabajan en tándem, no existe verdaderamente el libre mercado. El capitalismo que él critica es el actual. No se dirige a los anarco-capitalistas o a los mutualistas. Y sin embargo, las teorías de estos últimos no descartan la existencia de la pobreza, lo más que pueden asegurar es que será disminuida, gracias a los efectos de "derrame" generados por el aumento en la productividad resultante de la liberación de los mercados.
Por otra parte, el argumento esencial de Ludwig von Mises contra la planificación comunista, esto es, que el cálculo económico racional es imposible sin precios de mercado, es independiente de la forma en que se planifique la economía, siempre y cuando no permita tales precios. Así nos dice él:
“Para el estudio de los problemas de la economía socialista es secundario saber cómo se forma este órgano y cómo llega a expresarse en él y por medio de él la voluntad colectiva. Poco importa que este órgano sea un príncipe absoluto o la colectividad de todos los ciudadanos de un país, organizada en democracia directa o indirecta.” [1]
Y sin embargo, a pesar de este reclamo, no puede negarse que Mises se concentró en atacar la planificación centralizada, sin enfocarse en los argumentos anarquistas.
En realidad, Mises no logró demostrar que el socialismo sin precios era "imposible". Se basaba más bien en una falacia "ad ignorantiam": "Cómo no se me ocurre como se podría realizar el cálculo económico en el socialismo, voy a suponer que es imposible". La carga de la prueba recae en los socialistas para mostrar que el cálculo económico es posible, una vez logrado esto el "argumento" miseano queda sin efecto.
Comencemos con la crítica que hace Robin Cox. Él sostiene que el precio no refleja “los efectos del mercado en el medio ambiente”, pero si lo observamos atentamente, nos damos cuenta de que los problemas de externalidades son consecuencia de una deficiente demarcación de los derechos de propiedad. Un sistema de justicia competitivo podría establecer aproximadamente los daños que provocan los contaminadores sobre los propietarios afectados y reclamarles una indemnización que automáticamente pasaría a reflejarse en el precio.
Por "un sistema de justicia competitivo" entiendo que te refieres a cortes privadas, -no estatales- que redactan leyes al gusto de sus clientes, y que tú crees que serían imparciales, ya que las fuerzas de mercado les compelerían a ello.
Me parece fácil imaginar que se harían de la vista gorda con ciertos problemas de externalidades, especialmente aquellos en que los costos a las personas se encuentran sumamente dispersos, como ser la contaminación del aire por los automóviles. La contaminación de un sólo automóvil puede ser pequeña, pero si sumamos el efecto creado en con conjunto, puede ser grande, y son miles de personas a las que habría que resarcir, en una ciudad grande.
Sobre los problemas de externalidades, Cox comenta, en el mismo artículo, el tipo de soluciones que talvez tengas en mente (sólo que patrocinadas por el Estado):
Se ha intentado evadir el problema de las externalidades y de los efectos de derrame a través de la aplicación de conceptos como "voluntad para pagar" (VPP) y "voluntad para aceptar" (VPA). Tales conceptos son problemáticos, y proveen de poco alivio a los proponentes del ACE. La VPP tiene que ver con lo que la gente está preparada a pagar para mitigar o evitar algún efecto indeseado, mientras que la VPA se refiere al nivel de compensación financiera que ellos estarían dispuestos a aceptar para soportar tal efecto. Los economistas, en su mayoría, tienden a considerar los costos involucrados en ambos casos como aproximadamente equivalentes, pero hay evidencia considerable basada en encuestas que sugieren que tal no es el caso - no de acuerdo a las "valoraciones subjetivas" de la gente sobre las pérdidas y ganancias ambientales. De hecho, las pérdidas ambientales tienden a ser más altamente valoradas que las ganancias ambientales, aun cuando estén involucradas similares cantidades de dinero. Hay otro número de problemas asociados con estas técnicas (por ejemplo: la tendencia a subestimar el valor futuro de los recursos; el problema de los valores que no son de uso, y los valores sobre opciones sobre las que la persona no hace uso, o quizá solo lo haga en una fecha posterior) todo lo cual subraya las fallas de las valoraciones de mercado, fallas que el ACE tiende a ignorar.
Dices:
Otro de sus argumentos es que el mercado no refleja las preferencias reales de los individuos, ya que estas se ven cercadas por la capacidad adquisitiva de cada uno. A esto podría contestarse que en un mercado realmente libre, incluso en uno que partiera de la igualdad más estricta, el nivel adquisitivo del individuo iría en función de las valoraciones de los demás individuos de su propia producción, por lo que su capacidad de compra sería simétrica a su capacidad de producción.
Para comprender esto y que Cox no nos acuse de entrar en un bucle, podríamos reducirlo a su expresión más simple: en una comunidad de trueque, la capacidad de compra de un individuo X está directamente determinada por la valoración que hace el individuo Y de su producción, en relación de la valoración que hace él de la producción de Y. Si ambos presentan sus productos en el mercado, será la valoración mutua la que determine el poder de compra de cada uno, que variará a su vez en la medida en que satisfaga las necesidades de ambos.
En realidad, Robin Cox acusa a esta explicación de tautológica porque no advierte que tanto la compra como la venta están determinadas por valoraciones recíprocas y, por tanto, no se pueden examinar unilateralmente.
Reconoces que las preferencias de los individuos no se expresan plenamente en el mercado, ya que están limitadas por su poder adquisitivo, pero justificas que este está determinado por valoraciones mutuas.
¿Pero por que no distribuir el producto social de acuerdo a las necesidades de los individuos, en vez de una supuesta capacidad productiva personal?
Aquí sobresale la diferencia con una economía de libre acceso, en la que el trabajo se realiza voluntariamente, y cada quien trabaja para las necesidades sociales, sin esperar un beneficio inmediato de su acción. Sin embargo en el mercado hay un estira y encoge, cada parte busca obtener el mayor beneficio, a cambio de dar lo menos posible a cambio. Esto produce una escasez artificial determinada por el sistema.
El sistema de precios podrá tomar en cuenta las preferencias de los individuos, pero asigna un peso diferente a las preferencias, de acuerdo a la distribución del ingreso. En una "democracia de consumidores" en las que un dólar es igual a un voto, la demanda efectiva privilegia las preferencias de los que tienen mayores ingresos. Se promueve la competencia en vez de distribuir del acervo de riqueza social de acuerdo a las necesidades,
Igualas "capacidad de producción" con "poder económico" basado en el ejemplo simple del trueque que pones, el cual ignora variables relevantes, como el hecho de que el "argumento económico" trata sobre precios monetarios, según los cuales, se nos dice, es imposible el cálculo económico. Pero aquí los precios monetarios están ausentes, siendo el comunismo libertario igual de factible que una economía de mercado, solo que más cooperativo. En segundo lugar, nos presentas una economía de intercambio, siendo que en el mercado están incluidos los elementos de ingreso neto y ganancias. Y que, en este caso, logras mostrar como interactúan las preferencias subjetivas, sin precios monetarios.
La "valoración mutua" de la que hablas, solo queda clara en un ejemplo sencillo como este, ya que en una organización económica compleja, en la que las personas no se conocen entre sí, no se puede decir que los ingresos estén determinados por "valoraciones mutuas". Estos precios e ingresos están influidos por muchas variables, entre las que entran en cuenta hechos que no tienen que ver con la "capacidad productiva" de las personas, como sus conexiones personales, el encontrarse con ventajas monopólicas, la capacidad de negociación, herencias, o la simple suerte que se tenga.
Un aspecto relevante es la dificultad de determinar el aporte de cada persona a la producción, cuando se trabaja en equipo, de tal manera que no se puede atribuirle el ingreso obtenido a su "aporte marginal" a la producción.
Cox también sostiene que es imposible medir exactamente los costes, pues el empresario tiene que tomar siempre las decisiones bajo una previsión imprecisa de los precios futuros de los bienes que produce y, como desconoce estos, derrocha recursos.
En general, Mises y Hayek reconocían que existía un nivel de incertidumbre, en ocasiones muy alto, en las decisiones económicas; sencillamente señalaban que los precios de mercado, junto con una moneda estable, eran la única forma de minimizar los costos de tal incertidumbre.
Entonces, Cox tiene que demostrar que el comunismo libertario es capaz de reducir la incertidumbre de las actividades económicas, lo cual parece poco probable si tenemos en cuenta que el comunismo no puede percibir la intensidad de la demanda, ni anticiparse al futuro, ni posee los incentivos para un acercamiento mínimo.
Reconoces que el cálculo económico en el sistema de mercado no es exacto, y que puede llegar a tener un alto grado de incertidumbre. Pero los costos de mercado en términos monetarios son una fuente de incertidumbre y caos que no existirían en una economía de libre acceso, por lo que tu afirmación de que "los precios de mercado, junto con una moneda estable, son la única forma de minimizar los costos de tal incertidumbre" es más bien débil. Y si asumes que el dinero es una mercancía cuyo precio está sujeto a la oferta y la demanda, mayor incertidumbre todavía. Solo puedes afirmar que los precios monetarios reducen la incertidumbre si asumes que la alternativa de libre acceso no es factible, lo que no has logrado demostrar.
El comunismo libertario puede fácilmente cálcular la intensidad de la demanda, por medio del control de existencias. La tasa de rotación de existencias te dice cuan intensa es la demanda de un producto. Por ejemplo, un producto cuya tasa de rotación de existencias es de 100,000 unidades al mes tiene una demanda más intensa que uno cuya rotación sea de 50,000 unidades al mes.
Ahora sobre el tema de los incentivos, recuerda que este es un sistema solidario, que alienta el trabajo voluntario. Cada persona trabaja para las necesidades sociales, y la sociedad se encarga de satisfacer sus necesidades. No existe ese estira y encoge de intereses del mercado, por lo que la naturaleza solidaria del ser humano aflora con más facilidad.
Ante la afirmación de Cox de que no hay manera de determinar si los "costes reales" del mercado corresponden con los precios sin socavar al mismo tiempo el ACE, tú respondes:
En primer lugar cabe señalar que sí es posible demostrar que el mercado refleja los costes reales. Si aceptamos el presupuesto que hemos tratado antes de que el precio sí refleja las preferencias de los individuos, entonces parece claro que el mercado es capaz de medir los costos reales, esto es, los costos de oportunidad, comparando los precios de las distintas mercancías a la hora de realizar una inversión.
En segundo lugar, aun si no fuera posible demostrarlo, tampoco lo sería desmentirlo y ese punto de su argumentación quedaría neutro.
Ya contesté a tu argumentación, y demostré que tu simple ejemplo ignora importantes variables que se dan en el mercado. Y sin embargo, concedo que un argumento téorico que demuestre que el mercado refleja los costos reales, sería adecuado. Pero me da la impresión que Cox habla aquí de "probar" en forma empírica.
Por otra parte, Cox afirma que el argumento del cálculo económico solo toma en cuenta los costos contables, basado en el ejemplo que se suele poner, de como habría que combinar los insumos, basados en la combinación de menor costo. Los costos sociales de oportunidad brillan por su ausencia en el cálculo empresarial.
Por último, Robin Cox ataca el mercado porque considera que los costos del sistema bancario y financiero son innecesarios, lo cual, en realidad, solo puede aceptarse si se acepta previamente que los precios y el mercado son innecesarios. En cualquier caso, Cox necesita demostrar que el ahorro en los sistemas bancario y financiero compensa los errores que le son achacados a la ausencia de mercado.
Los costos del sistema bancario y financiero son necesarios en el mercado, pero inexistentes en una economía de libre acceso, y esto por definición. Recuerda que Cox argumenta que el mercado es de por sí ineficiente para asignar recursos, y por lo tanto también sujeto a la crítica del cálculo económico. Y concederás que es posible que el mercado asigne mal los recursos, y aun así sobreviva en el tiempo. Por lo tanto, aunque se argumente que el sistema de libre acceso tenga problemas de cálculo económico, no se puede negar que la eliminación del sistema bancario y financiero liberaría una gran cantidad de recursos. Esta es una ventaja importante del comunismo libertario. Hay quienes estiman que los recursos liberados serían de la mitad de los utilizados en la economía actual.
Y ahora, sobre las alternativas al cálculo de precios en una economía de libre acceso propuestas por Cox, dices:
El primer mecanismo es el cálculo cuantitativo, que consiste en hacer una especie de “recuento de inventario” sobre las mercancías que son necesarias.
En el sistema de libre acceso no existen mercancías, por que los bienes no se destinan al intercambio, sino al uso. Conviene mejor referirse a los insumos necesarios para crear un producto, estos insumos se miden en unidades físicas, no en unidades monetarias.
Después de enumerar los elementos que Cox propone para realizar el cálculo económico en una economía de libre acceso, dices:
Ninguno de estos factores consigue, en realidad, poner fin al problema del cálculo económico en el comunismo. Este problema consiste en reducir toda la información dispersa a una unidad común (en el caso del mercado, es el precio) para saber cuál es el mejor uso de los recursos disponibles.
Esta objeción que haces no es razonable, por que estás exigiendo que el problema de la asignación de recursos sea resuelta de la manera que lo hace el mercado. El verdadero problema del cálculo económico es justamente la asignación eficiente de recursos, no el problema que tú dices.
Efectivamente, el cálculo cualitativo no consigue establecer una comparación entre las distintas combinaciones de bienes como para establecer cuál es óptima.
El criterio del factor limitante si te da un criterio para elegir entre diferentes combinaciones de insumos, tal como lo explica Cox, por lo que tu objeción no tiene base alguna.
El sistema autorregulado de existencias implica un cálculo previo de la rotación de las mismas que solo puede establecerse mediante los precios y que, cualquier caso, el autor no resuelve.
Me sorprende esta afirmación, por que el sistema de control de existencias me parece muy simple de entender, ya que existe en el capitalismo actual, solo que paralelo al control de existencias existen los precios. Elimina los precios, y verás que el sistema funciona igual de bien. Solo tienes que ver cuantas unidades del producto se van quitando de los estantes. Conforme a esta cantidad de unidades retiradas, calculas la cantidad de insumos que necesitas para producir más unidades del producto, de manera que que haya un abastecimiento constante.
Ahora, si por "cálculo previo" te refieres al caso específico de un nuevo punto de distribución que empieza sus actividades y necesita hacer un "cálculo de la demanda", lo hace en forma similar en lo que lo haría una empresa capitalista con investigaciones de mercado. Antes de producir un bien, podríamos pedirle su opinión a los consumidores.
La ley del mínimo solo puede orientar pobremente la producción, puesto que carece de mecanismos para seleccionar el mejor bien sustitutivo del factor limitante.
Por medio de las tecnologías de comunicación, que ya existen, sería posible conocer rápidamente la disponibilidad relativa de diferentes bienes sustitutos, por lo que escogeríamos el sustituto más abundante. Este sería un método de cálculo más exacto, ya que el precio de mercado normalmente tiene distorsiones que no te permiten comparar la escasez relativa de un bien, ni de calcular los costos sociales de oportunidad.
Y, por último, la jerarquía de necesidades no da ninguna respuesta al problema del cálculo económico racional y, además, establece una jerarquía de prioridades que no guarda ninguna relación con la que pueda poseer el individuo.
Esta afirmación tajante no tiene peso, es obvio que una jerarquía de prioridades sociales puede servir de guía para administrar los recursos en forma eficiente. Cox menciona el ejemplo obvio de priorizar las necesidades básicas de las personas, como alimentación, techo y saneamiento. No tiene sentido que digas que "no guarda ninguna relación con la que pueda poseer el individuo", ya que el problema de asignación de recursos tiene que ver con las necesidades de los individuos que no viven aislados, sino en sociedad, de manera que se maximice el bienestar social.
Luego pones un ejemplo que crees que muestra la incapacidad de cálculo económico de una economía de libre acceso.
Dices:
Dado un depósito de la materia prima X que abastece a dos industrias, A y B, el mercado distribuirá la materia prima en función del precio que adquiera en el producto final de las industrias A y B. Si la industria A obtiene más dinero por su producto acabado que la industria B, estará dispuesta a pagar más por la materia prima X y podrá abastecerse de mayor cantidad.
En cambio, bajo el comunismo descentralizado es imposible resolver este problema: ni el cálculo cualitativo, ni el sistema autorregulado de existencias ni la ley del mínimo lo consiguen, y la jerarquía de necesidades, por su parte, solo podría establecer una proporción de suministro arbitraria entre las dos industrias, puesto que no guardaría relación con la intensidad de la demanda de los individuos.
Entiendo que lo que te preocupa es el caso en que el insumo X es insuficiente para abastecer a las dos industrias, de lo contrario no habrá ningún problema de abastecimiento. Este caso puede tratarse obviamente incrementando la producción del insumo X. De no poder hacerlo, se puede intentar cambiar la mezcla técnica de los insumos o buscar sustitutos (aquí se aplica la ley del mínimo). Si no se logra esto, habrá que implementar un racionamiento. Se puede consultar a los consumidores y apelar a su buena voluntad para que determinen que bienes consideran más urgentes (la tasa de rotación de existencias puede darte una idea en este sentido) y pedirles que economicen los bienes escasos, o habrá que implementar un racionamiento obligatorio con base en criterios racionales.
De manera que tu afirmación de que el comunismo descentralizado no tiene manera de bregar con este tipo de problemas resulta cuanto menos exagerada. Sobre todo si tenemos en cuenta que en la vida real los mercados no se vacían, como sería de esperarse de acuerdo al modelo de la oferta y la demanda, por lo que los precios no reflejan las preferencias relativas, y aprovecho tu ejemplo para ilustrarlo.
Supongamos que los mercados de los bienes A y B, así como el insumo X están inicialmente en equilibrio. Luego, supongamos que se da un desequilibrio del mercado del bien A debido a un aumento de la demanda. Esto producirá un desequilibrio en el mercado del insumo X, lo que a su vez producirá un desequilibrio en el mercado del bien B. Con estos tres mercados en desequilibrio, no hay nada que me garantice que se alcanzará un equilibrio simultáneo, de manera que la demanda y la oferta nunca se igualarán, esto producirá una variación caótica de precios que hará imposible todo cálculo empresarial. Aumenta el número de bienes e insumos y el efecto caótico aumenta. Los precios podrían variar tanto, que el precio del sandwich que te comes en la cena puede resultar el doble del mismo que te comes en el desayuno. Y entre más rápido viaje la "información" transmitida por los precios, mayor es el efecto caótico.
Obviamente en la práctica los precios no varían tanto. Ello se debe a que los empresarios no calculan el precio basándose en el equilibrio de la oferta y la demanda, si no que se establece un precio que permita la marcha indefinida del negocio. Normalmente se establecen márgenes de ganancias sobre los costos de producción, de manera que permita al empresario un margen de maniobra, un colchón que amortigue las variaciones de la demanda. Este margen permite también el establecimiento de promociones para atraer y fidelizar a los clientes. De manera que, en la práctica, la respuesta de los precios a los cambios de mercado resulta lento en muchas situaciones.
Con una planificación más conciente, basada en las existencias de bienes físicos es posible vislumbrar una forma más racional de administrar la demanda, de manera que la mayor velocidad en la velocidad con que viaje la información, aumente la eficiencia, en vez de restringirla. Se podrían usar matrices de insumo-producto. Esto es ahora más factible con la moderna tecnología de cómputo y comunicación.
Por otro lado, y para finalizar, Robin Cox supone un entorno de economía estática. En el supuesto más realista de una economía dinámica, el comunismo no puede establecer con precisión qué porcentajes de tierra, capital y trabajo se dedica a las distintas tareas. Por ejemplo, si la demanda de judías descendiera, ¿cómo podría determinar qué porcentaje de tierra, capital y trabajo deben transferirse y a qué otra rama?
No sé a que viene acusar a Cox de suponer un entorno de una economía estática, cuando el control de existencias supone un efecto claramente dinámico. En lo que se refiere al capital, obviamente no existe el capital financiero en una economía de libre acceso, ello es una ventaja y no una desventaja, como habíamos visto previamente; aunque podría hablarse, si se quiere, de capital físico y humano. Los cálculos se realizan en términos de bienes físicos. En lo que respecta a la tierra, no veo problema, sobre todo si tenemos en cuenta que este es un factor muy malamente distribuido por el mercado. El trabajo igualmente, se planifica sobre las necesidades de producción. Tiene la ventaja la economía de libre acceso de que todos pueden trabajar. No como sucede actualmente que hay quienes trabajan muy duro, mientras que otras personas no tienen trabajo en absoluto. Una economía de libre acceso garantizaría un uso más racional del trabajo humano, aumentando el tiempo libre y la satisfacción al trabajar, opciones que el mercado no provee.
Por ejemplo, si la demanda de judías descendiera, ¿cómo podría determinar qué porcentaje de tierra, capital y trabajo deben transferirse y a qué otra rama?
¿Y cómo se determina en el capitalismo? Se espera que hayan empresarios que detecten nuevas oportunidades de negocio. Pues en la economía de libre acceso tambien hay personas que pueden vislumbrar nuevas oportunidades, solo que no serían con fines de lucro, sino para satisfacer las necesidades humanas.
Añádanse, además, los posibles falseos de información por parte de las unidades de producción, con el objeto de que los órganos de planificación no detecten el déficit o la ausencia de demanda de su producción que obligue a suspender sus actividades.
Se te olvida que en este tipo de sociedad el trabajo no se hace por lucro, como en el sistema de mercado, sino para satisfacer las necesidades sociales. No hay nada que ganar con el falseo de información.
Puede concluirse, en definitiva, que las soluciones de Robin Cox son insuficientes para hacer frente a los problemas económicos de una sociedad a gran escala.
Y parece ser que el criterio que utilizas para concluir eso es que sistema de libre acceso no cumple los estándares de una economía de mercado. Queda sin probar el aserto de que una sociedad de comunismo libertario es teóricamente imposible.
En conclusión, los ingresos no están determinados únicamente por la capacidad personal del individuo para producir, y es difícil determinar el aporte de cada persona a la producción, por lo que los salarios no pueden explicarse en términos de estos últimos. Luego, no es cierto que los ingresos reflejen las "valuaciones mutuas" entre productores. Esto implica que el sistema de precios no refleja las preferencias subjetivas de las personas. Los mercados no se vacían; si los precios se determinaran por la oferta y la demanda, de acuerdo con los modelos téoricos, estos variarían en forma caótica, imposibilitando el cálculo empresarial. El mercado, entonces, no logra armonizar las preferencias individuales para maximizar el bienestar social, lo que implica que el mercado tiene problemas de cálculo económico.
Es sobre este deficiente sistema económico sobre los que Victor L. toma los parámetros para pronunciar su opinión de que el cálculo económico es imposible en el comunismo libertario. Sin embargo, los criterios de decisiones económicas aportados por Cox son válidos, aunque no se ajusten a la manera de hacer las cosas en una economía de mercado.
Aun suponiendo que los argumentos de Cox y los míos fallaran, siempre existe la posibilidad de idear otros métodos de cálculo económico. De manera que la afirmación de que el socialismo es imposible queda solo como una apelación a la ignorancia.
Y aunque fuera cierto que el comunismo libertario tiene problemas de cálculo económico, no por ello significaría que es un modelo inviable de sociedad, como no lo es el capitalismo actual, con su pésima gestión de recursos.
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Comentarios
Un saludo!
Me comprometo a hacer la réplica en unos días.
Y coincido con Langlois en que la labor que estás haciendo es encomiable. Como te dije en privado, si ambos buscamos la verdad en algún punto nos encontraremos. ;)
Aviso que no estaré disponible en un tiempo y no podré volver a responderte hasta al menos dos semanas.
Un saludo!