Resumen del capítulo 2 del libro Debunking Economics de Steve Keen. El capítulo se titula "El Cálculo del Hedonismo". En este capítulo se muestra el fracaso de la teoría neoclásica en analizar el comportamiento de la economía partiendo del comportamiento del individuo. Se demuestra que la curva de demanda de mercado tiene un comportamiento irregular.
El padre de la proposición de que las personas éstán motivadas por su propio interés no es Adam Smith como comúnmente se cree, sino Jeremy Bentham.
Bentham creía que la búsqueda del placer y el rechazo del dolor es la causa subyacente de todo lo que hacen los humanos, y que el sentido de lo que es bueno o malo es meramente una manifestación superficial de este poder más profundo.
Creía que la sociedad se podía reducir a la suma de los individuos que la componen, y que el interés de la comunidad se puede obtener por medio de la suma de los intereses de los individuos.
Desde un punto de vista actual, estos intentos de medir la suma de los intereses, o el bienestar de la comunidad, se miran con escepticismo, pero es sobre esta débil base que la economía actual ha erigido un complejo modelo matemático de la conducta del individuo. Los economistas usan este modelo para explicar todo, desde el comportamiento individual a la demanda de mercado, hasta la representación de los intereses de una comunidad entera.
El primer enfoque para representar el comportamiento del individuo se basaba en el concepto de utilidad. Se postulaba que cada unidad consumida de un bien proveía de cierto número de unidades de satisfacción llamadas "útiles". Las unidades adicionales de un determinado bien producían un menor número de útiles adicionales.
Después se abandonó este concepto de utilidad marginal para desarrollar el concepto de curvas de indiferencia, en las que el consumidor obtiene la misma satisfacción de la combinación de bienes que se encuentran a lo largo de la curva.
Al combinar la curva de indiferencia con la "curva de presupuesto" se obtiene la cantidad que el individuo consumirá.
La curva de demanda individual se obtiene haciendo variar nocionalmente el precio relativo de un bien, manteniendo el ingreso constante, por lo que nos vamos ubicando en curvas de indiferencia superiores que nos indican una mayor cantidad del bien consumido.
El problema surge al tratar de obtener una curva de indiferencia social a partir de la sumatoria de las curvas de indiferencia individuales. Los economistas intentaban probar que la sociedad se comportaba como un "gran consumidor" que elegía la combinación de bienes que más le convenía de acuerdo con su presupuesto.
El problema es que a nivel social, el cambio de precios produce un cambio en la distribución de ingresos, lo que cambia el mapa de la curva de indiferencia de la sociedad, de manera que al variar el precio, el nuevo conjunto de las curvas de indiferencia se intersecta con las anteriores, haciendo imposible saber si ha aumentado el bienestar social.
Si se tratara de crear un mapa de indiferencia social para cada precio posible, este tendría discontinuidades abruptas, como los picos de los Himalayas.
Un mapa de indiferencia social con muchas discontinuidades genera a su vez una curva de demanda agregada irregular. Si se trata de encontrar un precio de equilibrio combinando esta curva de demanda con una curva de oferta se encontrarán varios puntos de intersección, no todos de los cuales son de equilibrio.
Llegamos a la conclusión de que no es posible representar a la sociedad a partir de la suma de los individuos que la componen.
Un enfoque más adecuado es el de los economistas clásicos como Smith, Ricardo, y Marx, que dividían a la sociedad en diferentes clases sociales, y consideraban como diferentes políticas podrían favorecer a una clase sobre otra.
Lea el capítulo entero en Google Books.
El padre de la proposición de que las personas éstán motivadas por su propio interés no es Adam Smith como comúnmente se cree, sino Jeremy Bentham.
Bentham creía que la búsqueda del placer y el rechazo del dolor es la causa subyacente de todo lo que hacen los humanos, y que el sentido de lo que es bueno o malo es meramente una manifestación superficial de este poder más profundo.
Creía que la sociedad se podía reducir a la suma de los individuos que la componen, y que el interés de la comunidad se puede obtener por medio de la suma de los intereses de los individuos.
Desde un punto de vista actual, estos intentos de medir la suma de los intereses, o el bienestar de la comunidad, se miran con escepticismo, pero es sobre esta débil base que la economía actual ha erigido un complejo modelo matemático de la conducta del individuo. Los economistas usan este modelo para explicar todo, desde el comportamiento individual a la demanda de mercado, hasta la representación de los intereses de una comunidad entera.
El primer enfoque para representar el comportamiento del individuo se basaba en el concepto de utilidad. Se postulaba que cada unidad consumida de un bien proveía de cierto número de unidades de satisfacción llamadas "útiles". Las unidades adicionales de un determinado bien producían un menor número de útiles adicionales.
Después se abandonó este concepto de utilidad marginal para desarrollar el concepto de curvas de indiferencia, en las que el consumidor obtiene la misma satisfacción de la combinación de bienes que se encuentran a lo largo de la curva.
Al combinar la curva de indiferencia con la "curva de presupuesto" se obtiene la cantidad que el individuo consumirá.
La curva de demanda individual se obtiene haciendo variar nocionalmente el precio relativo de un bien, manteniendo el ingreso constante, por lo que nos vamos ubicando en curvas de indiferencia superiores que nos indican una mayor cantidad del bien consumido.
El problema surge al tratar de obtener una curva de indiferencia social a partir de la sumatoria de las curvas de indiferencia individuales. Los economistas intentaban probar que la sociedad se comportaba como un "gran consumidor" que elegía la combinación de bienes que más le convenía de acuerdo con su presupuesto.
El problema es que a nivel social, el cambio de precios produce un cambio en la distribución de ingresos, lo que cambia el mapa de la curva de indiferencia de la sociedad, de manera que al variar el precio, el nuevo conjunto de las curvas de indiferencia se intersecta con las anteriores, haciendo imposible saber si ha aumentado el bienestar social.
Si se tratara de crear un mapa de indiferencia social para cada precio posible, este tendría discontinuidades abruptas, como los picos de los Himalayas.
Un mapa de indiferencia social con muchas discontinuidades genera a su vez una curva de demanda agregada irregular. Si se trata de encontrar un precio de equilibrio combinando esta curva de demanda con una curva de oferta se encontrarán varios puntos de intersección, no todos de los cuales son de equilibrio.
Llegamos a la conclusión de que no es posible representar a la sociedad a partir de la suma de los individuos que la componen.
Un enfoque más adecuado es el de los economistas clásicos como Smith, Ricardo, y Marx, que dividían a la sociedad en diferentes clases sociales, y consideraban como diferentes políticas podrían favorecer a una clase sobre otra.
Lea el capítulo entero en Google Books.
Comentarios
La cuestión de fondo no es si puede analizar el comportamiento de la economía partiendo del comportamiento del individuo, sino si se puede analizar la economía como un todo.
Saludos!
Sos como el asno de Buridán, que se murió de hambre sin saber cuál de dos fardos de heno idénticos elegir...
Ardegas:
Tampoco fue Jeremy Bentham, sino Francis Hutcheson.
Saludos!
La Rana René
Un abrazo!