Continúo con el debate con Langlois.1
En el asunto de las diferencias de poder adquisitivo, creo que hemos llegado a un impasse en la valoración de éstas. Me parece obvio que al haber tales diferencias es imposible que los precios de mercado reflejen fielmente las preferencias sociales. Si queremos asignar los recursos de manera que éstas se vean reflejadas, será necesario buscar otro tipo de sistema económico.
Afirmaba yo que el sistema de mercado impone una escasez artificial al basarse en el lucro. Langlois me acusa de que "niego la influencia de la competencia". Sin embargo, existe el problema de las barreras naturales a la competencia, y aunque no las hubiera, los empresarios pueden considerar más rentable satisfacer la demanda de otros bienes menos urgentes antes que a los bienes básicos, con lo que la escasez artificial se mantiene. En todo caso, es obvio que nunca se va a dar la situación de producción gratis de bienes debido a una saturación del mercado.
Aun suponiendo que las diferencias de ingreso no sean un problema, es necesario un equilibrio general en todos los mercados, para que se revelen en forma objetiva en el sistema de precios las preferencias sociales.
Los austríacos, al igual que Langlois, suelen dar una copiosa falsa alabanza al desequilibrio en el mercado, sin embargo, su discurso implica una clara tendencia equilibrio, sino es que su realización inmediata, ya que solo de esa manera las preferencias serán reflejadas en los precios. Aquí llegamos a otro punto muerto.
Y sin embargo, aun considerando que el equilibrio general fuera posible, habría que enfrentarse a la crítica del teorema de Arrow, que demuestra que en muchas situaciones las preferencias grupales no son transitivas, como lo son en un individuo racional. De manera que es muy probable que en un sistema de "votación por precios" se produzcan resultados irracionales a nivel colectivo. El sistema de libre acceso tiene mayores posibilidades de sortear este problema, al definir categorías más amplias de prioridades, y de métodos de toma de decisiones grupales adecuados.
Aclarado lo anterior, es obvio que rechazo la idea de que los precios reflejan la escasez relativa de los bienes. Pero aunque lo hicieran, ello solo indicaría un sistema de preferencias ordinales. Si el bien A tuviera el doble de precio que el bien B, solo sabríamos que A es más valorado que B. No podríamos realizar operaciones aritméticas con los precios que nos arrojen resultados significativos a nivel social, como lo supone el ACE.
Langlois afirma que el sistema democrático propuesto resultaría en unos costos de transacción enormes, al darse en forma global. Al parecer Langlois cree que el autoritarismo es más eficiente en este sentido. Pero como ya se ha aclarado, en los niveles superiores de organización comunitaria se tomarán decisiones de tipo más general, y que los costos de coordinación se ven compensados con los beneficios que produce la cooperación. Al parecer este es otro punto muerto.
Langlois dice que la planificación local o regional no tomaría en cuenta la situación de otras regiones y comunas, a menos que se cree un órgano centralizado de planificación.
Sin embargo, ya se ha explicado que la comunidad comunista se va a organizar en todos los niveles, lo que implica que las necesidades de otras localidades serán tomadas en cuenta. Sin embargo, eso no significa que cada decisión de producción tenga que ser consultada a nivel de un órgano superior centralizado. La toma de decisiones puede darse a nivel local con información global. La información, al compartirse en forma amplia, le pertenece a todos, y no la va a monopolizar un órgano central de planificación. Con esa información se puede calcular cuáles son los factores limitantes, de manera que tengamos un criterio sólido al decidir los métodos de producción más apropiados, y de cómo combinar los insumos.
Esto contrasta con el sistema de mercado, en el que se oculta sistemáticamente la información para no favorecer a la competencia. Al respecto, Langlois le echa la culpa al Estado por la falta de información, con su legislación sobre patentes y derechos de autor. Sin embargo, aun ignorando esa intervención - o lo apropiada que pueda ser - el hecho es que los incentivos de ocultar información siempre existirán, situación que es contraria a la del comunismo propuesto, donde la información se comparte en forma amplia para beneficio de todos.
El sistema de libre acceso tiene la ventaja de que se liberan recursos de las necesidades que impone el sistema monetario hacia la la producción para satisfacer directamente valores de uso. Hay quienes estiman que los recursos liberados hará que se dupliquen los recursos disponibles. Langlois, por el contrario, afirma que el sistema monetario es poco costoso, ya que el dinero "prácticamente no tiene costos de almacenamiento". Como si los costos del sistema monetario se redujeran a eso. Hay que calcular los recursos liberados al desaparecer todas las actividades e instituciones que el sistema monetario implica. Si se calcula así, los recursos liberados son considerables. Langlois dice torpemente que "En un sistema como el socialista, donde no se utilice una “reserva de valor” como el dinero, los costos de mantenimiento y depreciación de los bienes serían enormes..." No se da cuenta lo incongruente que es aplicar los requerimientos estructurales específicos del sistema de mercado al socialismo propuesto.
Sobre el ejemplo de trueque de Víctor, decía que este mostraba que: "las diferencias de ingresos en los individuos que actúan en un mercado libre provienen de transacciones voluntarias regidas por valoraciones individuales subjetivas". Si esto es lo que se proponía demostrar, resulta más bien trivial. El decía más bien que los ingresos estaban basados en "valuaciones mutuas", lo que es una afirmación más fuerte, tomando en consideración el tamaño de una economía compleja, con sus dinámicas interrelaciones. De manera que resulta aventurado compararla con los resultados de una transacción entre dos individuos, como lo sugería Víctor. Cabe recordar que en la práctica, no todos las transacciones son voluntarias, y que ningún sistema de mercado, por más libre que fuera, podría liberarse del peso de las consecuencias pasadas.
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[1] Ver Continuación del debate sobre el cálculo económico.
En el asunto de las diferencias de poder adquisitivo, creo que hemos llegado a un impasse en la valoración de éstas. Me parece obvio que al haber tales diferencias es imposible que los precios de mercado reflejen fielmente las preferencias sociales. Si queremos asignar los recursos de manera que éstas se vean reflejadas, será necesario buscar otro tipo de sistema económico.
Afirmaba yo que el sistema de mercado impone una escasez artificial al basarse en el lucro. Langlois me acusa de que "niego la influencia de la competencia". Sin embargo, existe el problema de las barreras naturales a la competencia, y aunque no las hubiera, los empresarios pueden considerar más rentable satisfacer la demanda de otros bienes menos urgentes antes que a los bienes básicos, con lo que la escasez artificial se mantiene. En todo caso, es obvio que nunca se va a dar la situación de producción gratis de bienes debido a una saturación del mercado.
Aun suponiendo que las diferencias de ingreso no sean un problema, es necesario un equilibrio general en todos los mercados, para que se revelen en forma objetiva en el sistema de precios las preferencias sociales.
Los austríacos, al igual que Langlois, suelen dar una copiosa falsa alabanza al desequilibrio en el mercado, sin embargo, su discurso implica una clara tendencia equilibrio, sino es que su realización inmediata, ya que solo de esa manera las preferencias serán reflejadas en los precios. Aquí llegamos a otro punto muerto.
Y sin embargo, aun considerando que el equilibrio general fuera posible, habría que enfrentarse a la crítica del teorema de Arrow, que demuestra que en muchas situaciones las preferencias grupales no son transitivas, como lo son en un individuo racional. De manera que es muy probable que en un sistema de "votación por precios" se produzcan resultados irracionales a nivel colectivo. El sistema de libre acceso tiene mayores posibilidades de sortear este problema, al definir categorías más amplias de prioridades, y de métodos de toma de decisiones grupales adecuados.
Aclarado lo anterior, es obvio que rechazo la idea de que los precios reflejan la escasez relativa de los bienes. Pero aunque lo hicieran, ello solo indicaría un sistema de preferencias ordinales. Si el bien A tuviera el doble de precio que el bien B, solo sabríamos que A es más valorado que B. No podríamos realizar operaciones aritméticas con los precios que nos arrojen resultados significativos a nivel social, como lo supone el ACE.
Langlois afirma que el sistema democrático propuesto resultaría en unos costos de transacción enormes, al darse en forma global. Al parecer Langlois cree que el autoritarismo es más eficiente en este sentido. Pero como ya se ha aclarado, en los niveles superiores de organización comunitaria se tomarán decisiones de tipo más general, y que los costos de coordinación se ven compensados con los beneficios que produce la cooperación. Al parecer este es otro punto muerto.
Langlois dice que la planificación local o regional no tomaría en cuenta la situación de otras regiones y comunas, a menos que se cree un órgano centralizado de planificación.
Sin embargo, ya se ha explicado que la comunidad comunista se va a organizar en todos los niveles, lo que implica que las necesidades de otras localidades serán tomadas en cuenta. Sin embargo, eso no significa que cada decisión de producción tenga que ser consultada a nivel de un órgano superior centralizado. La toma de decisiones puede darse a nivel local con información global. La información, al compartirse en forma amplia, le pertenece a todos, y no la va a monopolizar un órgano central de planificación. Con esa información se puede calcular cuáles son los factores limitantes, de manera que tengamos un criterio sólido al decidir los métodos de producción más apropiados, y de cómo combinar los insumos.
Esto contrasta con el sistema de mercado, en el que se oculta sistemáticamente la información para no favorecer a la competencia. Al respecto, Langlois le echa la culpa al Estado por la falta de información, con su legislación sobre patentes y derechos de autor. Sin embargo, aun ignorando esa intervención - o lo apropiada que pueda ser - el hecho es que los incentivos de ocultar información siempre existirán, situación que es contraria a la del comunismo propuesto, donde la información se comparte en forma amplia para beneficio de todos.
El sistema de libre acceso tiene la ventaja de que se liberan recursos de las necesidades que impone el sistema monetario hacia la la producción para satisfacer directamente valores de uso. Hay quienes estiman que los recursos liberados hará que se dupliquen los recursos disponibles. Langlois, por el contrario, afirma que el sistema monetario es poco costoso, ya que el dinero "prácticamente no tiene costos de almacenamiento". Como si los costos del sistema monetario se redujeran a eso. Hay que calcular los recursos liberados al desaparecer todas las actividades e instituciones que el sistema monetario implica. Si se calcula así, los recursos liberados son considerables. Langlois dice torpemente que "En un sistema como el socialista, donde no se utilice una “reserva de valor” como el dinero, los costos de mantenimiento y depreciación de los bienes serían enormes..." No se da cuenta lo incongruente que es aplicar los requerimientos estructurales específicos del sistema de mercado al socialismo propuesto.
Sobre el ejemplo de trueque de Víctor, decía que este mostraba que: "las diferencias de ingresos en los individuos que actúan en un mercado libre provienen de transacciones voluntarias regidas por valoraciones individuales subjetivas". Si esto es lo que se proponía demostrar, resulta más bien trivial. El decía más bien que los ingresos estaban basados en "valuaciones mutuas", lo que es una afirmación más fuerte, tomando en consideración el tamaño de una economía compleja, con sus dinámicas interrelaciones. De manera que resulta aventurado compararla con los resultados de una transacción entre dos individuos, como lo sugería Víctor. Cabe recordar que en la práctica, no todos las transacciones son voluntarias, y que ningún sistema de mercado, por más libre que fuera, podría liberarse del peso de las consecuencias pasadas.
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[1] Ver Continuación del debate sobre el cálculo económico.
Comentarios
«En el asunto de las diferencias de poder adquisitivo, creo que hemos llegado a un impasse en la valoración de éstas. Me parece obvio que al haber tales diferencias es imposible que los precios de mercado reflejen fielmente las preferencias sociales.»
Pareciera que tu concepto de “preferencias” es bastante flexible… ¿por “reflejar” una preferencia no entendemos optar por A o por B y actuar en consecuencia? En un mercado, en cada transacción, es esto lo que ocurre: los individuos evalúan si A (el bien que poseen) le significa mayor satisfacción que B (el bien que poseen otros), e intentan intercambiarlo. Así supongamos una desigual distribución del ingreso/poder adquisitivo, las transacciones (y por ende, los precios) reflejarán las preferencias de los involucrados. Creo que intercambiás y mezclás con mucha facilidad términos como “preferencias”, “utilidad” o “necesidades”.
También por “escasez artificial”… ¿la escasez se da artificialmente en el suministro de B cuando un empresario opta por producir A (bien que vos considerás superfluo) en lugar de B (bien que vos considerás básico)?
El tema del equilibrio general no lo explicás con mucha profundidad. No queda claro por qué una situación de equilibrio expresaría en forma “objetiva” las preferencias “sociales”, y uno en desequilibrio no. Si seguiste el hilo de mi argumentación, coincidiremos en que cuando la demanda excede a la oferta de X, significa que los consumidores están dispuestos a ceder más dinero (o bienes) para obtener X. ¿Por qué en ese caso las preferencias (repito: preferencias) no se “reflejarían”?
El teorema de Arrow no lo conozco, aunque creo recordar haber leído algo de él en lo referido al método democrático en la toma de decisiones.
Por “órgano centralizado” quise referirme a que las comunas deben ponerse de acuerdo entre sí a la hora de la planificación. No parece concebible suponer que cada comuna planificará independientemente de las otras (por más que disponga de toda la información necesaria) y que todos los planes coincidirán por alguna extraña casualidad. Se necesita un nivel superior en donde una suerte de “delegados” o “representantes” de cada comunidad debatirán entre sí y decidirán la planificación por medios democráticos, si se quiere. Y la mayor carga de decisiones recaería sobre esta “supra-asamblea”.
Sobre todo esto, creo que no tocás en ningún punto el tema de los costos de negociación, aunque los mencionás. Esos costos exitirían, y serían determinantes a la hora de afrontar la organización. “Al parecer Langlois cree que el autoritarismo es más eficiente en este sentido”. Creo que ya habrás podido deducir vos mismo que la “delegación” en la toma de decisiones reduce costos. Si el delegado es eficiente, informado, o no origina más costos externos, es otro asunto, pero los costos de negociación se reducen.
Sobre el ocultamiento de información, aparte de las innovaciones (y este tema estaría bastante inhibido por la nula intervención estatal en materia de patentes) no se me ocurre en qué otro rubro puede haber restricciones al acceso de la información. ¿En la producción de sillas?
Hay un punto que mencionás después pero no podés negar: en el almacenamiento de productos, en casi todos, se incurren en costos de despreciación y mantenimiento. Sobretodo si suponemos que existirán “colchones de existencias”. La madera, los alimentos, las materias primas, todas se echan a perder si no se las consumen o utilizan al poco tiempo de producidas. Ante esta situación, el dinero como reserva de valor es una herramienta importantísima. Vos mismo lo citás como un “depósito de valor”. Por lo que un sistema (como es el bancario) que se encargue de administrar la moneda no puede deshecharse a priori (no queda muy claro cuales pueden ser otras de las “actividades e instituciones que implica”). En todo caso el sistema comunista tendría que emplear mayores recursos en la elaboración de productos especiales (que ya existen) y la asignación de espacio físico para almacenar bienes despreciables directamente, cosa que en un mercado no se daría. Así que las cosas estarían medianamente “equilibradas” (nos resultaría bastante complicado calcular los costos que implicaría cada sistema).
«Cabe recordar que en la práctica, no todos las transacciones son voluntarias, y que ningún sistema de mercado, por más libre que fuera, podría liberarse del peso de las consecuencias pasadas.»
¿A qué te referís con que “no todos” los intercambios son voluntarios? Que yo sepa, si hablamos de mercado “libre” suponemos eso, que todos los intercambios son voluntarios.
Un saludo! Creo que me extendí demasiado, je.
Lo que pasas por alto es el efecto que tiene la restricción presupuestal sobre el ingreso de las personas, de manera que tomarán decisiones de compra diferentes según sea el ingreso que tengan, esto tiene un efecto directo en la demanda agregada, lo que afecta el nivel de precios. Esto es algo tan elemental que no sé por qué te confundes.
La escasez artificial se da cuando hay capacidad para cubrir las necesidades básicas de las personas, y no se cubren por problemas de poder adquisitivo. La cuestión de la alimentación, saneamiento... para todos... que tendría prioridad en el comunismo... simplemente no es prioridad en el mercado.
Si no hay un desequilibrio en el sistema de precios, esto implica una matriz de precios diferente a la de una de desequilibrio. No podrás deducir del precio que un bien sea más valorado que otro, aunque sea más caro.
Sobre el asunto de la organización de las comunas, ya había dejado bien claro que estaba hablando de un sistema de delegados. Decía: A los niveles más agregados de organización les llamamos federaciones o confederaciones. En estos niveles superiores se nombran representantes de los niveles inferiores, estos se van rotando para evitar la burocratización. Supongo que lo pasaste por alto. Sin embargo, no es cierto que la mayor carga de decisiones las tenga el nivel superior. Mira el caso de una corporación, no ves al gerente general encargándose de todos los detalles, solo de las políticas generales. No veo razón para que no se pueda aplicar ese enfoque.
Sobre la ocultación de datos por parte de las firmas: todo tipo de estadísticas e información sobre el proceso de producción que no convenga revelar no se hará a menos que se les fuerce a ello. Esto es bastante claro.
Ahora bien, tu insistencia en la depreciación en el comunismo me parece insólita. Pensar que el dinero con su función de depósito de valor impide que se arruinen las cosas... Es alucinante.
Con "transacciones no voluntarias" me refiero obviamente a las intervenciones del estado.
Sobre el teorema de imposibilidad de Arrow y su relación con la democracia, infórmate en Google.
¿Y qué tiene que ver esto con las preferencias de los individuos? Sí, sus decisiones de compra serán diferentes si el individuo tiene un ingreso de 5 o uno de 10… ¿significa que los intercambios que realice no los hará según sus valoraciones y preferencias?
«Si no hay un desequilibrio en el sistema de precios, esto implica una matriz de precios diferente a la de una de desequilibrio. No podrás deducir del precio que un bien sea más valorado que otro, aunque sea más caro.»
¿Por qué?? Sigo sin encontrar la relación, perdón si no te entiendo…
Lo de la rotación de los delegados, reconozco que lo pasé por alto. Sin embargo, es evidente que estos necesitarán especializarse de alguna forma, tanto en relaciones, como en planificación, como en las preocupaciones de los productores de su comuna. También es evidente que la mayor carga de decisiones iría por este sector, puesto que ninguna comuna producirá todo sola, y buena parte de los bienes que necesita serán producidos por otras, tanto en materia de bienes de consumo como en bienes de producción. Todas estas transferencias (que son las más importantes en términos económicos) deben seguir una minuciosa jerarquía de necesidades, planificación, etc., no puede decidirlas una comunidad sola.
Los costes de negociación, si bien reducidos, seguirían existiendo, y serían mayores si los productores quisieran obtener información más fidedigna (aunque bastante deficiente), ya que deberían trazarse nuevos planes de producción y distribución periódicamente. Ante esto, hay dos alternativas: o se admiten que los costos de negociación serán enormes y desestabilizadores, o se deja de lado la posibilidad de obtener información un poco más fiel. Y este último punto impediría realizar cálculos eficientes… la información con la que trabajarían los productores sería bastante arbitraria.
«Ahora bien, tu insistencia en la depreciación en el comunismo me parece insólita. Pensar que el dinero con su función de depósito de valor impide que se arruinen las cosas... Es alucinante.»
¿Entonces cuál es el motivo por el cual el dinero es un depósito de valor? ¿Por qué los individuos ahorran en dinero en lugar de ahorrar en bienes específicos?
Un productor de alimentos perecederos no ahorra en alimentos perecederos si quiere ofrecerlos en el mercado en el futuro, porque necesita el espacio físico para almacenarlos y al poco tiempo la mayor parte de su producción se echaría a perder (y si decidiera utilizar un frigorífico estaría incurriendo en gastos por el suministro eléctrico). El productor ahorrará en dinero, puesto que para almacenarlo no se necesitan gastos extras (y si deposita sus ahorros en un banco, hasta recibirá un interés a cambio), y su poder adquisitivo será el mismo: cuando le parezca conveniente, retirará el dinero y lo invertirá en la producción de alimentos perecederos.
En el sistema comunista sólo se puede apelar a la primera alternativa, puesto que no tiene un sistema bancario. Como consecuencia lógica, habrá más gastos en mantenimiento y conservación de los recursos ahorrados y colchones de existencias. Por lo que, de una forma u otra, cada sistema emplea recursos en la administración de bienes acumulados, no es algo "inherente" al sistema de mercado ni son gastos que un sistema comunista no se darían.
¿Esto es demasiado “insólito”? Es algo implícito en el concepto de “depósito de valor”… hasta fue uno de los primeros usos que se le dio al dinero.
De la misma forma, en el mercado, dadas las mismas condiciones, si necesitamos un 25% más A que B, el precio relativo de A subirá en la misma proporción.
Esta es una situación de equilibrio. Si este equilibrio no se da, los precios no reflejarán la escasez relativa.
No creo que los costos de negociación sean tan altos como dices, por las razones antes expuestas.
Sigo pensando que la rotación de delegados debe practicarse para evitar que se produzca una reversión a estructuras autoritarias, no vaya a ser que los delegados se conviertan en gobernantes.
Con lo de la depreciación te has liado malamente. Si tienes comida conservada es por que alguien la ha mantenido así, no por que exista el dinero. El dinero es solo un papel inservible en sí mismo. No tiene sentido que compares el ahorro individual en el sistema de mercado con el ahorro en el sistema de libre acceso.
Trata de visualizar lo que sucede en especie en el libre mercado, y luego imagina como podría hacerse sin dinero.
De la misma forma, en el mercado, dadas las mismas condiciones, si necesitamos un 25% más A que B, el precio relativo de A subirá en la misma proporción.
Esta es una situación de equilibrio. Si este equilibrio no se da, los precios no reflejarán la escasez relativa."
Entonces no me queda claro qué es lo que entendés por equilibrio...